A pesar de que se invierten miles y en ocasiones millones de dólares en equipo de tecnología de punta para lograr los objetivos económicos que se propone una empresa, actualmente nos encontramos con que muchas organizaciones sufren de incidentes en donde se viola la seguridad física de sus instalaciones por terceros e inclusive por personal interno.
Y es que la seguridad física es en muchas ocasiones tomada como un elemento de “menor prioridad”, sea por iniciativa corporativa o por omisión.
La seguridad física describe las medidas que previenen o detienen a intrusos antes de que accedan a una instalación, recurso o información almacenada en medios físicos.Puede ser tan simple como una puerta con seguro o tan elaborada como múltiples capas de seguridad de guardias armados.
La “ingeniería de seguridad”, la ciencia encargada de estudiar los aspectos relacionados a la seguridad física, ha identificado tres elementos clave para la seguridad física.El primero, al que llamamos en su conjunto “obstáculos” frustra a atacantes triviales y retarda a los más peligrosos.
El segundo, es todo el conjunto de alarmas, iluminación de seguridad, patrullas de guardias de seguridad o controles de circuito cerrado, que facilita y permite que los intrusos sean detectados.
Finalmente, el tercer elemento clave es la respuesta para repeler, capturar o frustrar a los atacantes cuando estos hayan penetrado.
Puede usted imaginarse que empresas que invierten en sistemas biométricos o sistemas de tarjetas electrónicas que funcionan como controles de acceso, puedan tener riesgos o inclusive violaciones a sus cuartos de datos.
La realidad es que ocurren. Y esta ocurrencia está muy relacionada a las políticas de seguridad que se implementen. Estas políticas deben tomar en cuenta aspectos como seguridad del área, seguridad del equipo y controles generales.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
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